Hoy he cambiado el aire acondicionado por una cálida pero agradable brisa. He cambiado la toalla por los rayos de sol, la esterilla por el césped… Hoy he desafiado a la rutina y en la última rotonda, antes de llegar a mi gimnasio como cada tarde, algo me ha hecho dar un cambio de sentido y cambiar el rumbo.
Sin imaginarlo, hoy he cambiado
las pesas por lecciones y las calorías por reflexiones.
Hoy he cambiado la cinta
estática por el asfalto de un extenso parque… y he observado a la gente, a esas
almas desconocidas que, quizás por lo buena tarde que se ha quedado, también
han cambiado su rutina desafiando al destino.
Mientras corría con mi mejor playlist
sonando para la ocasión desde el IPod me fui fijando en las personas a las que
alcanzaba ver durante mi carrera. Observé a una pareja de ancianos que parecían
jugar a ser adolescentes sin importarles que cada una de sus arrugas simbolice
un año de edad. ¡No hay tatuaje mas bonito que ese en la piel!. También había una
cría montando en sus patines por primera vez y apuesto a que lo hacía con la misma ilusión con la que montaría
en su primer coche de aquí a diez años. Entre encuentro y encuentro también me
topé con un bebé berreando desde su carro. La desesperación que palpé en sus
padres por callarle la boca contra todo pronóstico me recordaron las ganas de
adoptar a un perro como alternativa a la procreación cuando llegue mi hora… Ya
veis, uno sale a correr para desconectar y, a veces, justamente lo que haces es
conectar.
Había gente por todas partes; en
la orilla del río, tomando un refresco en la terraza o tumbadas al césped y a
la sombra de algún árbol… La tarde no estaba para menos pero entre la multitud también
había niños pequeños compartiendo sus gusanitos con unos patos… Juraría que parecían
felices haciéndolo. Me he parado en seco con la excusa de coger aire para
observarles sonreír y apenas unos segundos después me he preguntado si cuando
creciesen compartirían su comida con los que podrían necesitarla y si, al
hacerlo, sonreirían sintiéndose igual de vivos. ¿Lo habíais pensado alguna vez?
En una actualidad donde se
cierran las puertas a los que huyen de guerras, en una sociedad que levanta vallas
a familias hambrientas, heridas o sedientas por una miserable gota de agua… no
me ha costado encontrar la respuesta. Y me quedé ahí, parado, con mi pecho llenándose
de aire fresco, con mi sonrisa borrada de un plumazo… reflexionando un momento
hasta reanudar la carrera desde otra perspectiva diferente.
¿Qué es lo que nos cambia en tan
poco tiempo?
Nacemos con corazón, con buenas
intenciones, con todo lo necesario para ser felices con pequeñas cosas pero
¿qué ocurre para que todo eso cambie? ¿Qué es lo que nos transforma en
monstruos?
Hoy he cambiado cuatro paredes por todo un mundo
ahí fuera…. Y puede que no haya ejercitado lo suficiente los brazos, espalda u
hombros… pero la cabeza… esa no se entrena en ningún gimnasio.
@_danibaez_

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.